Memorias del mayor Parramon (I)

Nunca he sido un home presuroso, sino más bien taimado y tranquilo. A tenor de las múltiples condecoraciones que adornan mi pecho, adivinarás que he sobrevivido a las más cruentas batallas. No te equivocas. En todo momento, cuanto el peligro ha acechado, he sido capaz de sentarme a reflexionar, tomar un te, echar un mus y, con todo, dar con una estrategia propicia para salir airoso de cualquier situación.

Mas en esta última semana, algo en mí ha cambiado a raíz de extraños sucesos. Aquello que el hado nos depara, siendo como somos meros mortales, nos ha sido siempre negado. Hasta ahora... Mientras reúno fuerzas para relatarte mi terrorífica historia, permíteme desahogarme, como solemos hacer la gente entrada en años, y te cuente algunas de mis más gloriosas campañas.

Escucha, amigo mío, escucha...

El puma en el abrevadero

Muchos somos los que, frente a la presencia de un puma o cualquier otra de las peligrosas alimañas que podemos encontrar en los bosques del Ampurdán, no hemos sabido reaccionar a tiempo perdiendo de esta manera alguna de nuestras extremidades. Ya sea una extremidad superior, una inferior o algún apendicillo, no cabe menospreciar los efectos psicológicos que tal pérdida suponen siempre para el afectado.

Desde la Plataforma Unificada de Miembros Amputados Supervivientes A Los Ataques Carnívoros de Animales Locales Libres en el Entorno (PUMASALACALLE!), hemos creado un panfleto recomendatorio con instrucciones para con la conducta a adoptar en caso de ataques de puma:

Sabios consejos que deben seguir todos para su seguridad.

Namaste y buena suerte.