dimarts, 11 de març del 2008

La gran fiesta de la democracia



(text de Quim Monzó, ahir a La Vanguardia. M'ha encantat.)



Pues finalmente voté. Ya ven: la vida es rara. A pesar de las reticencias, a pesar del desengaño creciente, a pesar de que en principio ninguna opción me satisfacía por completo (¡qué difícil es que algo te satisfaga del todo!), a pesar de todos los pesares, hice caso a las voces que me desaconsejaban abstenerme.

¿Por qué recapacité? Sinceramente, lo ignoro. Algo dentro de mí me impelía a ello. Pero sí sé que, una vez libre de los almibarados prejuicios de quien todo lo sueña perfecto (¡como si la perfección existiese!), entre los candidatos descubrí a uno que me interesaba. A partir de ese momento se produjo el milagro: cuanto más analizaba su propuesta, más me ilusionaba. De modo que, contra mis apáticas previsiones iniciales, voté. Le voté con todas mis fuerzas.

Luego, la espera hasta los resultados. Y entonces -de repente- la sorpresa. Debo confesarles que nunca antes, en mi larga vida como votante, había resultado vencedora ninguna de las opciones que escogía. Siempre salía otra. Esta vez ha sido diferente. Envié seis SMS, que pagaré a gusto cuando me llegue la factura, ahora que sé que, tras el recuento de votos, Rodolfo Chikilicuatre ha sido el ganador. ¡Perrea, perrea!

4 comentaris:

Anònim ha dit...

Realment és BONÍSSIM!!
Jejeje

He pintat un mural d'una sevillana...

Mua!



Marta

Anònim ha dit...

M'ha encantat l'article!!!

Anònim ha dit...

jajajaja
què gran és el monzó!!

^^

Andrea Valverde ha dit...

jajaja